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Dos Alternativas
Mateo 11
¿Por qué será que al escuchar
las “buenas nuevas” en cuanto a Cristo, algunos lo reciben gustosamente,
mientras otros lo rechazar? A veces el problema está en nuestra presentación
del evangelio. Siempre debemos tener mucho cuidado para dar a conocer el mensaje
en la forma más clara y más atractiva posible. Sin embargo, muchas veces el
problema no es la presentación del evangelio. Aun Jesucristo, al anunciar el
mensaje del reino, se encontró con muchos que no querían creer.
Frente a la evidencia que
Jesús presentó, cada persona tenía que responder, y aun cuando no todos la
aceptaron, hubo muchos que la recibieron con gozo, reconociendo que Dios estaba
cumpliendo Sus promesas a Su pueblo. Otros, sin embargo, al ver la misma
evidencia, lo rechazaron. El problema no estaba en la falta de pruebas, sino en
la disposición del individuo. No querían confiar en El.
¿RECIBIERON TODOS EL MENSAJE
DE JESUS?
¿POR QUE CREEMOS QUE TODOS NOS
LO RECIBIRAN?
Al darles la comisión a Sus
discípulos, Jesús presentó la posibilidad de que algunos recibieran Su mensaje
y que otros lo rechazaran. Quienes les recibieran, le reciben a El porque son
Sus representantes a Israel.
Este concepto de aceptación o
rechazo introduce el siguiente tema mayor del libro: el rechazo del Mesías de
parte de Israel (11:1–13:52). Este rechazo se introduce por medio de dos
ejemplos que representan las dos alternativas que pueden elegir (11:1–30).
LA DECISION DE JUAN 11:1–15
Juan el Bautista se introduce
en este memento como ejemplo de una persona que eligió bien. Juan hizo las
preguntas que el pueblo de Israel debe haberse hecho. Aunque Jesús no hizo todo
precisamente como Juan creía que lo haría, al escuchar la respuesta de Jesús,
Juan estaba dispuesto a aceptar la evidencia y confiar en El.
La Pregunta de Juan 11:1–6
Juan sólo pidió una
confirmación verbal de Su parte de que El era de verdad Quien Dios había
prometido mandar (11:2–3). Jesús no contestó directamente la pregunta de Juan.
Contestó con hechos (11:4–5). Cumple lo que Dios había prometido.
La respuesta termina con un
mensaje directamente para Juan (11:6). Al ver lo que sucedía, había cosas que
Juan no podía entender. No todo iba según el plan que había esperado Por eso se
hizo la pregunta. Jesús le contesta que la evidencia es suficiente; que no se
preocupe por lo que no se entiende. Quienes aceptan la prueba, sin preocuparse
por lo que no entienden, gozarán de la bendición de Dios.
“HACED SABER A JUAN LAS COSAS
QUE OIS Y VEIS…
BIENAVENTURADO ES EL QUE NO
HALLE
TROPIEZO EN MI”
El pasaje no dice directamente
cómo respondió Juan a la palabra de Jesús pero la implicación es clara que lo
habría recibido porque buscaba la verdad. Era un mensajero fiel para preparar
el camino para el Mesías.
La Importancia de Juan 11:7–15
Jesús aprovecha esta ocasión
para señalar el significado del ministerio de Juan. Les pregunta por qué ellos
mismos le han prestado tanta atención a Juan. ¿Por qué salieron hasta el
desierto para escucharle? No fueron para ver a he hombre fácilmente llevado por
las masas, ni de gran riqueza. Salieron a escucharle porque reconocieron que
era el vocero de Dios, un profeta (11:7–9).
Jesús confirma esta opinión
popular pero la lleva más allá de lo que ellos habían pensado (11:9–15). Juan
era el profeta de mayor importancia de todos. Era el profeta que vendría a
preparar el camino para el Mesías. No hubo antes ningún profeta con un
ministerio más significativo que éste (11:9–11).
NO HAY MAYOR QUE JUAN
Aun siendo tan importante, hay
otra categoría de hombres más valiosos todavía: los que entran al reino de
Dios. Juan era importante porque anunciaba el reino. Sin embargo, no
sobreviviría para entrar en él. Los que viven en el reino reciben una bendición
mayor. Gozarán lo que Juan sólo podría anunciar.
EL MENOR EN EL REINO
SERA MAYOR QUE JUAN
Jesús termina la descripción
del ministerio de Juan con una explicación del conflicto que están
experimentando (11:12–15). El ministerio de Juan finalizó las profecías que
anticipaban la venida del Mesías, y por consiguiente, del reino. Sin embargo,
en vez de recibirlo con gozo, el pueblo de Dios, guiado por hombres violentos,
quiere destruir al Rey y Su reino.
Si el pueblo no hace caso a esta
advertencia y si no los reciben, perderán la bendición que este momento les
llevaba. Los que están dispuestos a oír la verdad deben hacerle caso. De lo
contrario, perderán su oportunidad.
LA DECISION DE LOS DEMAS 11:16–24
La
Ilustración de los Muchachos 11:16–19
¡PENSEMOS!
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Antes de leer la explicación de esta ilustración, tome un momento para
estudiar el pasaje. ¿Qué quiere decir Cristo al usar esta ilustración? ¿Cuál
es la naturaleza de su queja en contra de Cristo y Juan? ¿Por qué no les
aceptan?
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Se observa el contraste notable
entre la aceptación y preparación de parte de Juan y los líderes de Israel.
Rechazaron a los dos que Dios había mandado, tanto a Jesús como a Juan, porque
los dos no se conformaron al plan de los líderes de Israel. Querían que Jesús y
Juan se sometieran a su propio plan, en lugar de someterse a quienes Dios había
mandado (11:16–19).
Los líderes del pueblo se
comparan con los muchachos que tocan en el mercado. Establecen el ritmo para
las actividades con la música que deciden tocar, los demás responden conforme a
la música tocada. Los líderes se quejan porque tratan de establecer el ritmo y
ni Juan ni Jesús están dispuestos a seguirles.
Los dos tienen ministerios
distintos, con diferencias de estilo muy marcadas. Sin embargo, los dos siguen
el plan que Dios les ha trazado. Ninguno está dispuesto a conformarse al plan
de los líderes. Por lo tanto, éstos los atacan. Sin embargo, sus motivos se
manifestarán al ver el fruto que sus vidas producen. Al fin será obvio cuál es
su verdadera intención.
“¿POR QUE NO QUIERES BAILAR
A NUESTRA MUSICA?”
¡PENSEMOS!
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¿Habrá
alguna semejanza entre la manera de pensar de estos líderes y lo que la gente
piensa hoy? ¿De qué maneras trata la gente hoy en día de corregir a Dios para
que El se conforme a los planes que ellos consideran mejor?
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¿En cuáles áreas hacen lo mismo los cristianos a veces?
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La Condenación por las Ciudades Destruidas 11:20–24
La condenación sobre esa
generación sería mayor que la de las ciudades que Dios había destruido en
generaciones anteriores, las cuales eran despreciadas por los judíos
(11:20–24). Llegaría a tal extremo que esas ciudades perversas les acusarían
por haber rechazado una revelación tan clara de la verdad, tal como ellas nunca
habían recibido.
¡MAS CULPABLE QUE SODOMA!
LA INVITACION A RECIBIRLE 11:25–30
La presentación de las dos
alternativas concluye con una invitación a acercarse a El y encontrar un
descanso verdadero. Aun al hacer esta invitación, Jesús indica que nadie la
aceptará a no ser que Dios les enseñe la verdad.
La capacidad de comprender la
verdad y recibirla no es para los grandes, los poderosos y los sabios conforme
a las normas de este mundo. La verdad ha sido revelada a la gente sencilla y
humilde pero que la quiere escuchar. El mensaje no se recibe por la sabiduría
humana, sino por la divina, la que solo Dios puede enseñar. Quienes han
recibido el mensaje lo han recibido porque Dios les atrae.
La bendición de Dios no es
para quienes hacen la lucha y ganan. Es para quienes reconocen que no la pueden
ganar. Se sienten cansados y quieren descansar. Jesús les proclama que si
quieren descansar que se acerquen a El. Si le reciben y toman Su yugo, gozarán
la verdadera paz y contentamiento.
VENID A MI
TODOS LOS QUE ESTAIS
TRABAJADOS Y CARGADOS, Y
YO OS HARE DESCANSAR
¡PENSEMOS!
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La
invitación que Cristo extendió a la gente de Israel en Su generación, se
extiende a nosotros hoy también. ¿Se siente usted cansado? ¿Ha estado
luchando por encontrar la paz interna, la paz en su propia conciencia y la
paz con Dios? Cristo le ofrece descanso.
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La paz de Dios es para quienes reconocen su debilidad y pecado. Todos
hemos pecado y merecemos la muerte. Sin embargo, siendo pecadores todavía,
Cristo murió para que nosotros podamos gozar la vida eterna y la paz con Dios
ahora (Romanos 5:8). Si usted confía en Cristo como su propio Salvador, podrá
recibir la vida eterna y gozará el descanso que Cristo le ofrece. ¿No
quisiera tomar esta decisión hoy?
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