miércoles, 15 de octubre de 2014

ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: ¿LISTOS PARA EL REY? (MATEO)


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¡El Rey ha Llegado!

Mateo 1:1–4:25

El anuncio del nacimiento de un rey siempre es una noticia de gran importancia para cualquier pueblo. En el pueblo escogido de Dios este anuncio fue motivo de gran expectación y esperanza. La gente que esperaba ver la redención de Israel y el cumplimiento de las promesas de Dios para su pueblo, escuchó este aviso con gozo. Sin embargo, no todos estaban listos para Su venida.

Después del período de la reconstrucción descrita en el Antiguo Testamento, cuando el remanente de Israel regresó a la tierra prometida, hubo una época de silencio de aproximadamente cuatrocientos años, durante los cuales Israel mostró un ritualismo frío e incredulidad.

Durante estos años, Dios mandó a otras naciones, especialmente a los tolomeos de Egipto, a los seleucos del norte, y a los romanos, para disciplinarles y exhortarles a volverse a El. Al final de este tiempo de cuatrocientos años, Dios intervino y mandó a Su hijo para cumplir Sus promesas.

Ese período se distinguió por el descontento con la situación contemporanea bajo la autoridad de Roma y por la esperanza de que el Mesías vendría pronto para salvarles y darles la victoria prometida sobre sus opresores.

Al llegar El Mesías, El cumplió con lo que Dios les había prometido, y no se conformó con lo que querían. Por tal razón, lo rechazaron. El desprecio a Jesús resultó de nuevo en el juicio divino en contra de ellos mismos. La destrucción de Jerusalén, que se efectuó en el año 70 d.C. y que fue terminada definitivamente en 135 d.C., cerró para siempre el período de la esperanza.

EL PROPOSITO DEL LIBRO DE MATEO

Cuando Mateo escribió este mensaje a sus oyentes, quería resolver un problema que les molestaba. Escribe después de la muerte de Cristo, durante una época en que la esperanza mesiánica había sido fuerte. A base de Zacarías 9–10, y algunas otras profecías del Antiguo Testamento, esperaban una restauración de tres pasos principales: regreso a la tierra prometida, venida del Mesías, y al fin, bendición.

Los judíos del primer siglo tenían un problema. Habían regresado a la tierra prometida muchos años antes. La esperanza del Mesías era fuerte, pero los años pasaban y El Mesías no llegaba. Por lo tanto, tampoco venían las bendiciones prometidas.

Los judíos cristianos solo lograban un poco más. Habían regresado a la tierra prometida. El Mesías vino, al nacer Jesucristo. Sin embargo, tampoco experimentaron las bendiciones prometidas que iban a acompañar al reino mesiánico. ¿Qué pasó en cuanto al plan de Dios? ¿Les habría fallado Dios?

Mateo escribió para contestar su pregunta. En breve, su respuesta fue que el Mesías había llegado, pero Su pueblo lo rechazó. Por eso, El les rehusó también y empezó una nueva forma del reino. Serían disciplinados por causa de su rebelión y restaurados más tarde.

El mensaje del libro contiene dos temas mayores. Primero, demuestra que Jesús es el Mesías que Dios había prometido. Segundo, explica qué le ha pasado al plan de Dios para Su pueblo, Israel.

Parece que había tres propósitos principales que Mateo tuvo al escribir el libro. Primero, que el lector judío reconociera que Jesús era su Mesías y que confiaran en El. Segundo, que la iglesia primitiva entendiera su función dentro del programa de Dios. Tercero, que los oyentes tomaran el mensaje que Mateo les había presentado y que lo utilizaran para hacer discípulos de todas las naciones, tal como Cristo les había ordenado.

LA ESTRUCTURA DEL LIBRO DE MATEO

La estructura lógica del libro se señala por el uso repetido de la frase “Cuando terminó Jesús…” Esta frase se repite en 7:28; 11:1; 13:53; 19:1; y, 26:1.

Las divisiones mayores del libro, basadas en este bosquejo estructural son: la identificación del Mesías (1–7); el ministerio del Mesías (8–10); el rechazo del Mesías profetizado (11–13:52); la oposición al Mesías (13:53–18:35); la presentación del Mesías (19–25); el rechazo del Mesías realizado (26–27); y, la resurrección del Mesías (28).

LA IDENTIFICACION DEL MESIAS

Mateo empieza a contestar la pregunta en cuanto a lo que pasó con el plan de Dios con un resumen de la evidencia que demuestra que Jesús era el Mesías (1:1–7:29). El testimonio viene de muchas fuentes distintas. Algunas de ellas no parecen ser las más probables para querer apoyarle (1:1–4:25).

El Testimonio de Su Genealogía 1:1–17

El libro principia con lo que parece ser una imitación intencional de la estructura de Génesis. Mateo describe el libro como el de la genealogía, o sea, de las generaciones de Jesucristo. Esta historia está relacionada, en la opinión del autor, con la de los patriarcas de Israel, quienes también se presentan de esta manera en Génesis.

Entonces, Mateo presenta en síntesis el significado de la genealogía que piensa describir. Jesús es descendiente tanto de David como de Abraham. Siendo descendiente de ellos, es el heredero de todas las promesas de Dios. Por eso, la genealogía de Jesús testifica de Su derecho a tomar posesión del trono de David, y a ser el Mesías de Israel.

SU DESCENDENCIA DEMUESTRA QUE

JESUS ES EL MESIAS

En medio de esta lista aparecen cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y Betsabé. Cada una de ellas representa una historia significativa del Antiguo Testamento. Cada una nos recuerda de la grandeza de la gracia de Dios. Ningún judío se atrevería a rechazar la participación de ninguna de estas mujeres en la genealogía del Mesías porque ya contaban con el apoyo bíblico. María también, la madre de Jesús, se añade legítimamente a esta tradición de mujeres santas que participaron en las generaciones del Mesías.

El Testimonio de Su Nacimiento 1:18–25

La manera sobrenatural en que Dios actuó para realizar la concepción de Jesús también da evidencia de que Jesús era el Mesías. Su madre no lo concibió en la forma normal. El Espíritu Santo hizo una obra milagrosa en ella para que naciera este hijo (1:18)

SU NACIMIENTO DEMUESTRA QUE

JESUS ES EL MESIAS

Cuando José, su prometido, se dio cuenta del embarazo, le inquietó bastante. ¿Se puede imaginar cómo responderíamos nosotros al pasar por una situación igual a ésta (1:19)? Se observa el fruto del carácter cristiano en este varón de Dios. Siempre busca lo mejor para ella, sin ninguna clase de venganza.

Dios le confirma a José la naturaleza divina del nacimiento de Jesús por medio de un ángel (1:20–21). Dios le hace un participante en este plan también. José le dará el nombre que anuncia al mundo el propósito de Dios en el nacimiento de Su Hijo. Le llamará “Jesús”, es decir, “Jehová salva”, porque sería el instrumento a través del cual Dios salvará a Su pueblo de sus pecados.

Este testimonio del ángel fue confirmado también por las Escrituras (1:22–23). Una de las mayores confirmaciones de que Dios estaba actuando en el nacimiento de Jesús, era la conformidad al plan de parte de José, un varón justo del pueblo de Israel. En medio de una sociedad donde prevalecía la actitud del “machismo”, aceptó el testimonio y recibió a María como esposa (1:24–25).

El Testimonio de los Magos 2:1–12

Aun algunos líderes de otras naciones fueron convencidos por la naturaleza de la aparición de una estrella extraordinaria que confirmó el nacimiento del Mesías de Israel. Los “magos” eran líderes políticos y religiosos de sus pueblos. Al ver la evidencia en el cielo, hicieron un viaje largo para adorar a este nuevo rey extraordinario que había nacido (2:1–2).

Al oír esta noticia, Herodes estaba asustado e hizo planes para tratar de eliminar cualquier amenaza a sus dominios (2:3–8). El Antiguo Testamento confirmó el lugar del nacimiento del Mesías. Así que, sin querer, aun Herodes dio testimonio de que Jesús era El Mesías. Como líder político del pueblo de Dios, quiso eliminar la competencia.

Cuando los magos llegaron a Belén, la estrella les dirigió al lugar donde Jesús estaba y lo adoraron (2:9–11). Aunque el pueblo de Dios estaba dormido y no se dio cuenta del significado de lo que sucedía en medio de ellos, los magos extranjeros y un rey pagano estaban conscientes del significado de Su nacimiento. Dios demostró su propio interés en lo que sucedía al proteger a Jesús del complot de Herodes (2:12).

LOS POLITICOS PAGANOS DEMUESTRAN QUE

JESUS ES EL MESIAS

¡PENSEMOS!
Aun cuando los líderes paganos reconocieron y respondieron correctamente el plan de Dios, los israelitas no hicieron lo que se habría esperado de Su pueblo. No se dieron cuenta de lo que Dios estaba haciendo en el mundo, ni de lo que esperaba de ellos. Es fácil echarles la culpa. Sin embargo, si hubiéramos estado presentes, ¿Qué habríamos hecho? ¿Cuáles pasos debemos tomar para estar seguros de escuchar la voz de Dios y ponernos de acuerdo con Su plan para el mundo hoy?

El Testimonio de las Ciudades Visitadas 2:13–23

La evidencia que Jesús es El Mesías sigue a través de los viajes que hizo con sus padres durante Su niñez. Dios le protegió de la oposición de Herodes al mandarles a Egipto (2:13–15). Este viaje resultó en el cumplimiento del principio establecido en el Antiguo Testamento que el “hijo de Dios” es uno que ha sido Ilamado por Dios para salir de Egipto. Egipto se reconoce como el lugar de la esclavitud. Dios había sacado de allí a Su hijo Israel. Ahora, de nuevo, Dios saca a Su Hijo, Jesús, de allí también.

La intervención divina para proteger a Su Hijo se observa en la protección de la muerte que amenazaba por parte de Herodes (2:16–18). Después de la muerte de Herodes, Ilevarón a Jesús a la casa de sus padres en Nazaret (2:19–23).

La descripción de Jesús como Nazareno no se basa en ningún pasaje específico del Antiguo Testamento que se refiera directamente a este hecho. Sin embargo, es obvio que Mateo considere que se cumple una revelación profética. La cita puede referirse a la raíz del título que presenta al Mesías como el “vástago” (Is. 11:1). Otro posible significado para esta cita es que se refiere a la actitud que Israel manifiesta hacia El, tal como lo haria a cualquier judío que viniera de Galilea. Todos eran despreciados. Ser conocido como un nazareno habría tenido una implicación de rechazo de parte de los judíos contemporáneos de Cristo (Is. 53:2).

LAS CIUDADES VISITADAS DEMUESTRAN QUE

JESUS ES EL MESIAS

El Testimonio de Juan 3:1–12

Juan el Bautista es el siguiente testigo que Jesús es El Mesías. Vino anunciando el reino. Su mensaje era el que el Antiguo Testamento decía que Elías vendría predicando en los días finales, para preparar el camino para la venida del Mesías (3:1–4). Cuando el pueblo oyó el mensaje de Juan, respondió confesando sus pecados y siendo bautizado (3:5–6).

Los líderes de Israel salieron al lugar donde Juan predicaba para ver qué hacía. No se presentaba ninguna evidencia de que querían recibir el mensaje de Juan. La pregunta que Juan les hace es sarcástica. Sabía perfectamente bien porqué habían llegado. No vinieron a arrepentirse, sino a observar y a buscar una forma aceptable de pararlo.

Sin embargo, Juan cumplió con el ministerio que Dios le había encomendado y preparó el camino para la venida del Mesías (3:7–12). Les condena por su incredulidad y desobediencia. Si continúan por el mismo camino, serán juzgados y destruidos.

JUAN EL BAUTISTA DEMUESTRA QUE

JESUS ES EL MESIAS

El Testimonio de Su Bautismo 3:13–17

Dios Mismo añadió Su propio testimonio de que Jesús era el Mesías cuando se bautizó. El bautismo de Jesús no era igual al que practicaba Juan. Por eso, Juan no entendía lo que Cristo hacía y trató de someterse al bautismo por Cristo, para identificarse con El; no lo contario (3:13–14). Sin embargo, Cristo insistió en la importancia de este evento (3:15).

Este bautismo representaba la presentación pública de Jesús al Padre para Su servicio. Jesús estaba listo y llenaba los requisitos indicados para presentarse a Dios para este ministerio. Dios confirmó el acto al hablar desde el cielo para demostrar Su aprobación de Jesús. El Espíritu Santo también descendió sobre El en preparación para el ministerio que comenzaba (3:16–17).

DIOS MISMO DEMUESTRA QUE

JESUS ES EL MESIAS

El Testimonio de Satanás 4:1–11

Aun Satanás cuenta entre quienes dan testimonio que Jesús es el Mesías. Reconoce la importancia de Jesús en el programa de Dios. Las tentaciones lo dan por sentado. Las usa para tratar de impedir el propósito de Dios. Le anima a funcionar de una manera independiente del Padre y Su plan. Al rechazar la tentación a someterse al programa de Satanás, Jesús provee otra evidencia más de que El era el siervo de Dios.

La tentación en cuanto al hambre 4:1–4

Satanás tentó a Jesús a usar Su poder sobrenatural para satisfacer un deseo natural de Su propia carne. Tenía suficiente razón para hacerlo y el poder necesario. Jesús rechazó la tentación porque no era el plan de Dios que comiera en ese momento. Al llegar el tiempo indicado Dios proveería la comida. Era más importante someterse al plan de Dios y glorificarle por medio de Su obediencia.

La tentación en cuanto a Su autoridad 4:5–7

La segunda tentación fue la de demostrar Su poder delante del pueblo al echarse desde el pináculo del templo y salir ileso. El pueblo vería Su autoridad sobrenatural y lo establecerían como su Mesías. Aunque tenía todo el derecho para hacer tal acto, tampoco era la voluntad de Dios.

La tentación en cuanto a Su misión 4:8–11

Finalmente, Satanás le ofrece todos los reinos del mundo, si le adora. Esta promesa será cumplida algún día de todos modos. La diferencia es que recibiría lo mismo, pero sin el atraso y sin la agonía de la cruz. De nuevo, Cristo se somete a la voluntad de Dios para Su vida. No cambiará Su plan, no importa qué recompensa le pueda ofrecer Satanás. La sumisión de Jesús al Padre confirma Su identificación como El Mesías. Así que, Satanás le deja por un rato.

SATANAS MISMO DEMUESTRA QUE

JESUS ES EL MESIAS

¡PENSEMOS!
Satanás le ofrecía a Cristo todo con tal que dejara el plan de Dios para Su vida para servirle. Le ofrecio:
*     La satisfacción de los deseos naturales.
*     Popularidad y el respeto de la multitud.
*     Poder sobre todo el mundo.
Parece incluir todo lo que se puede querer en esta vida.
Sin embargo, Cristo vio Su vida desde la perspectiva divina. Supo el plan de Dios para Su vida. Conoció la Palabra de Dios. Supo valorar correctamente lo que Satanás le ofreció. Por lo tanto, rechazó la tentación y persiguió el plan y la gloria de Dios.
¿Con qué recompensa le tienta Satanás a usted?
¿Cómo podemos responder a estas tentaciones para salir triunfantes?

 

 

El Testimonio de Sus Seguidores 4:12–22

Habiendo terminado su período de prueba, Jesús deja el desierto para empezar su ministerio en Galilea. La esencia de Su mensaje era que el reino estaba cerca (4:12–17). Todo lo necesario para iniciarlo estaba arreglado ya. Sólo hacía falta que el pueblo lo reconociera como El Mesías y que le proclamara rey para que empezara a gobernar.

Al comenzar el ministerio de Jesús, se presenta otra evidencia más, que es El Mesías: la respuesta de los primeros discípulos a Su llamado (4:18–22). Pescadores que aparentemente habían logrado el éxito en ese negocio, reconocieron Su autoridad y dejaron todo atrás para identificarse con El. Jesús les da la promesa de que participarán con El en la pesca de los hombres.

LOS PRIMEROS DISCIPULOS DEMUESTRAN QUE

JESUS ES EL MESIAS

El Testimonio de Sus Obras 4:23–25

La presentación de la evidencia termina con un resumen de las obras que Jesús hizo en este período inicial del ministerio. Jesús predicaba el mensaje que el pueblo había estado esperando: las buenas nuevas que el reino de Dios estaba cerca. Ya iba a principiar.

Este mensaje fue confirmado por señales sobrenaturales (4:23–24). Como resultado, grandes multitudes le estaban siguiendo, llenas de esperanza (4:25). Venían a El de todas las regiones de Israel. La evidencia sobreabundaba. ¡El Mesías de Israel había llegado!

SU MENSAJE Y OBRAS DEMUESTRAN QUE

JESUS ES EL MESIAS

¡PENSEMOS!
La lista de evidencias que Mateo presenta para demostrar que Jesús era El Mesías de Israel, el Salvador del mundo, es larga. Parece demasiado grande; casi aburrida. Todas estas fueron observadas por muchos testigos que lo podrían confirmar o negar. No hace falta la evidencia. El problema de la incredulidad nunca se basa en la evidencia. Existe amplia prueba para cualquier persona que quiere saber la verdad. Cristo dice que el que busca encuentra. El que quiere hacer la voluntad de Dios sabrá si el mensaje de Cristo es cierto.
Repase los primeros cuatro capítulos de Mateo. Haga una lista de todas las evidencias que encuentre descritas allí que Jesús es el Mesías, el Salvador enviado por Dios.
¿Habrá suficientes motivos para confiar en El? ¿Ha creído en Cristo como su propio Salvador?
Si no está seguro de que Cristo es su propio Salvador, ¿Por qué no hacer esta decisión hoy?
Si ya lo ha hecho. ¿Para qué le sirve esta evidencia que Mateo señala? ¿Cómo debe afectar este conocimiento nuestro testimonio frente a quienes no conocen a Cristo?

 

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