viernes, 24 de octubre de 2014

EL SACRIFICIO DE ISAAC

EL SACRIFICIO DE ISAAC
Génesis 22:1–19
Isaac, hijo de la promesa, fue víctima de su medio hermano Ismael.
Es pues tipo de todos los hijos de la promesa. (Gál. 4:28-29).
Esto no es un incidente aislado sino un eslabón de la cadena divina.
Dios quiso restablecer, por medio de Abraham, el orden perdido.
Abraham, no sólo fue escogido para que surgiera un pueblo peculiar.
Desde el principio: “Te bendeciré … todas las naciones …” (Gén. 12:2-3).
En la mente de Dios siempre ha estado toda la raza humana. (Gén. 15:25).
I.     LO QUE JEHOVA PIDIO A ABRAHAM
Petición sumamente difícil: “… hijo … único … que amas.”
Isaac, significa “risa”, pero ahora se convertiría en “llanto”.
¿Quién puede entender el costo del sacrificio del Hijo de Dios?
Lo que más se destaca en Abraham es que siempre fue obediente.
Aun cuando virtualmente el sacrificio no fue consumado, el Testigo omnisciente declaró su aceptación. (Heb. 11:17).
II.     LA OBEDIENCIA DE ABRAHAM Y DE ISAAC
En el v. 3, notamos siete veces la conjunción “y” habla de su determinación.
El hijo lleva la leña, sugiriéndonos el leño de la cruz. (Jn. 19:17).
El padre lleva el fuego y el cuchillo, hablándonos de juicio y muerte.
Ningún otro método podía ser más claro al propósito de la gracia.
De ahí la alusión a esta escena, por nuestro Señor en Jn. 8:56.
III.     ¿CUAL FUE EL SECRETO DE SU OBEDIENCIA Y FE?
En forma incidental tenemos la respuesta en el v. 5.
Lo más sorprendente en Abraham es: “adoraremos y volveremos”.
La mirada de Abraham no estaba en el sacrificio sino en Dios.
Dios no puede dejar de cumplir sus promesas, entonces yo obedeceré.
Dios puede resucitar a Isaac, antes que faltar a sus propósitos.
No hay duda, las promesas del pasado lo prepararon. (Heb. 11:19).
Todas las cosas obran para el bien de los que aman a Dios. (Rom. 8:28).
IV.     EL CAMINO DE LA VICTORIA ES POR LA RUTA DE LA CRUZ
Así Abraham disfrutó del compañerismo de Dios y triunfó (Heb. 12:2).
Estamos conformes con su método sencillamente porque es su método.
Cuando Pedro dijo: “nunca te acontezca” díjole Jesús: “Satanás”.
La filosofía del consejo de Pedro es sencillamente del infierno.
La del cielo es: “Aun a su propio Hijo no perdonó …” (Rom. 8:32).

Campderros, Daniel: Bosquejos Biblicos : Tomo I. El Paso : Casa Bautista de Publicaciones, 2003, S. 20

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