sábado, 20 de marzo de 2010

UN OPTIMISMO FALSO

Libro de Ezequiel Capitulos 12–14

Frente al peligro del juicio de Dios causado por el pecado, el mundo niega que exista alguna amenaza. Siempre busca el lado positivo para evitar la realidad del castigo venidero.

Por eso, 2 Pedro 3:3–18 advierte que en los últimos días vendrán burladores, quienes negarán la realidad del juicio. Dirán que Dios no ha intervenido en la historia del mundo. ¿Por qué habrá de empeorar ahora? Pedro señala que tales personas intencionalmente ignoran dos ocasiones en que Dios intervino en la historia del mundo en forma sobrenatural: la creación y el diluvio.
Tal confianza en el futuro es común entre los que no conocen a Dios. No quieren reconocer la realidad de que él los juzgará por su estilo de vida rebelde. Sin embargo, tal actitud esconde el miedo que sienten por no saber qué les pasará después de la muerte.

El problema surge cuando dentro del pueblo de Dios este estilo de vida produce las mismas actitudes que en el pueblo de Israel. Ezequiel tuvo que enfrentar esta situación.

Israel se había apartado de Dios. Vivía en abierta rebelión contra él. Por eso, vendría el juicio. En vez de reconocer su condición y arrepentirse, ellos negaban que existiera peligro. Los profetas falsos les daban mensajes de esperanza para el futuro y Ezequiel tuvo que oponerse a ellos.

Después de las visiones que describen las abominaciones que se llevaban a cabo en la ciudad, Ezequiel presenta una serie de anuncios del juicio (Ezequiel 12–19). Utiliza varios medios para impresionarles con la realidad del juicio venidero: señales, sermones, parábolas, una explicación y un lamento. Todo lo hace a fin de llevarles al arrepentimiento.

Sin embargo, no quisieron hacerle caso. No querían arrepentirse. Se siente a través de esta sección el optimismo que los profetas falsos habían inspirado en el pueblo. Se repite la advertencia de que ese optimismo estaba equivocado. El juicio ya viene, y caería sobre esa generación.

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