8
Como Vivir Frente A La
Oposición
Mateo 16:13–18:35
Cuando la oposición ya había
llegado a ser notoria a todos, Jesús se apartó con Sus discípulos y empezó a
enseñarles y a prepararles para el futuro. La oposición a Jesús tendría
implicaciones para ellos también. Quería prepararles para lo que iba a suceder.
CONFIRMACION EN PRIVADO 16:13–17:21
Los seguidores de Cristo no
esperaban los sucesos que iban a observar. Tampoco pensaba Israel que tal cosa
podría afectar a su Mesías. Por eso, con el fin de asegurar a Sus seguidores
que estos eventos formaban parte del plan de Dios para Su Mesías, Jesús
aprovechó esta oportunidad para revelar el propósito de Dios y confirmar Su
identidad y función.
Revelación de la Persona de Jesús 16:13–16
Primero Jesús afirma que El es
el Mesías. No quería que ninguno tuviera dudas en cuanto a Su propia
identificación como Mesías. La confesión de Pedro en cuanto a quién es Jesús
sería la base sobre la cual la iglesia se establecería (16:17–18).
Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios. Si esto no fuera cierto, la iglesia no tendría nada que ofrecer. Jesús
confirma la profesión de Pedro al reconocer que ésta había venido de Dios; no
de los hombres.
“TU ERES EL CRISTO,
EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”
Revelación del Programa de Jesús 16:17–26
Tal como la profesión de Pedro
de confiar en Cristo vendría a formar el fundamento para la iglesia en el
futuro, aquí se usa como la base de toda la revelación que Cristo quiere
comunicarles acerca de la iglesia (16:17–18).
Jesús le dio a Pedro, y a los
otros discípulos juntamente con él, las llaves del reino (vea también 18:18;
Jn. 20:23). Tendrían autoridad como administradores sobre el nuevo programa de
Dios. Serían Sus voceros para hablar en Su lugar en la revelación del plan de
Dios para esta nueva época (16:19).
“SOBRE ESTA ROCA EDIFICARE MI
IGLESIA”
A pesar de los ataques de
Satanás que seguramente se lanzarían contra la iglesia, ésta se quedaría
indestructible. No podría morir. Sin embargo, todavía no era la hora para
revelar al mundo este mensaje. Por el momento Jesús les advierte que no
anuncien todavía que El es el Mesías (16:20).
El plan de Dios para el
presente es que Cristo muera y se levante de los muertos. Pedro demuestra su
naturaleza humana normal al rechazar esta parte del plan de Dios. Tal cosa no
corresponde para nada con su concepto del Mesías.
Cristo le advierte a Pedro que
está pensando como hombre. No comprende el plan de Dios. Dios sabe que al
sacrificar todo, Jesús proveería vida para todos. Si protege su propia vida,
perderá todo Su propósito al haber venido al mundo. Los discípulos tienen que
aprender esta verdad también (16:21–27).
“¡QUITATE DE DELANTE DE MI,
SATANAS!”
Revelación del Reino de Jesús 16:27–17:21
Después de predecir Su propia
muerte y el nuevo programa de Dios, Cristo llevó a Pedro, Jacobo y Juan a la
montaña donde les revela Su gloria. Esta revelación es la confirmación
definitiva que Jesús es de verdad el Mesías. Tal confirmación no es para todo
Israel, sino para un grupo selecto de los que buscan la verdad. Dios se la
demuestra claramente (16:27–17:21).
La Promesa 16:27–17:9
Jesús promete que algunos de
los que están con El verían la venida del Mesías en toda Su gloria antes de
morir (16:27–28). Dentro de pocos días Jesús lleva a tres de ellos al monte
donde le ven transformado. Les revela Su gloria, tal como había prometido
(17:1–9).
Pedro demuestra su comprensión
del significado de este evento al pedir la celebración de la fiesta de los
tabernáculos (17:4). La fiesta miraba hacia un día futuro cuando se
establecería el reino. La llegada del Mesías indicaba el momento propicio para
celebrarla.
LA REVELACION DE LA GLORIA DE
DIOS
CONFIRMO QUE JESUS ES EL
MESIAS
La Instrucción 17:10–13
En el regreso de la montaña,
los discípulos que acompañaban a Jesús tenían un problema que resolver. Habían
estado esperando la llegada de Elías, según la profecía del Antiguo Testamento
(Mal. 4:5–6). ¿Cómo puede haber venido el Mesías sin la venida de Elías
primero?
Jesús explica que Juan el
Bautista cumplió la promesa y llevó a cabo la función de Elías (17:10–13). La
explicación no niega la posibilidad de que Elías mismo regrese antes de la
segunda venida del Señor. Sólo demuestra que Juan hizo lo necesario para
cumplir la promesa: preparó el camino para la llegada del Señor.
JUAN EL BAUTISTA CUMPLE LA
PROMESA
DEL REGRESO DE ELIAS
El Ejemplo 17:14–21
La historia de la confirmación
divina que Jesús es el Mesías termina con una advertencia. Aunque el Mesías ha
venido, quienes se identifican con El no tienen una autoridad independiente. El
ejemplo del muchacho lunático, controlado por un demonio, demuestra la
necesidad absoluta de la dependencia en Jesús. Sólo por la fe en El, podría
ocurrir tal milagro.
JESUS ES LA FUENTE DE SU
AUTORIDAD
¡PENSEMOS!
|
Pedro explica el significado de este evento importante para su propia
fe en 2 Pedro 1:16–19. ¿Para qué sirvió esta confirmación en la vida de
Pedro? ¿Para qué debe servir este testimonio en relación con nuestra fe y
nuestra vida?
|
INSTRUCCION EN PRIVADO 17:22–18:35
Predicción acerca de Su Muerte 17:22–23
Después de confirmar Su
persona y Su posición frente a los discípulos, Jesús les da instrucciones
preparativas para los días venideros (17:22–18:35). Tiempos difíciles están por
delante y tienen que prepararse para enfrentarlos y comprender el plan de Dios.
La instrucción empieza con el recuerdo duro que aunque Jesús es el Mesías,
tendría que morir pronto.
Precaución acerca de la Ofensa contra los Demás 17:24–18:14
A base de Su muerte inminente,
Jesús les instruye para el futuro. El tema principal que se trata en
preparación para Su muerte es el problema de la conducta que ofende a otros. El
rechazo de Jesús les va a dejar en algunas situaciones difíciles en las cuales
sin duda se sentirán ofendidos, y tal vez ofenderán a algunos otros también.
Les quiere preparar para tales situaciones. Primero les advierte en cuanto a su
propia conducta. Deben tener cuidado para no ofender a otros.
Los Privilegios del Hijo 17:24–27
Cristo utiliza Su propia
conducta al pagar el impuesto del templo como un ejemplo a los demás del
cuidado que deben tener para no ofender a otros. Como Hijo del Rey, Jesús no
tenía que pagar este impuesto. Fue exento por el derecho de Hijo. Sin embargo,
pagó el impuesto para no ser ofensa a los demás. No quería ningún obstáculo, a
base de Su conducta, que pudiera servir de estorbo para quien estuviera
pensando confiar en El.
SU DERECHO COMO HIJO LE
EXONERO
PARA NO OFENDER LO PAGO
La grandeza frente a Dios 18:1–5
Jesús continúa advirtiéndoles
del peligro de las ofensas a los demás al tratar el concepto de ellos en cuanto
a la grandeza. La opinión del mundo que también aceptaban, es que los mayores
deben ser servidos. Los otros deben someterse.
Jesús les enseña que deben
cambiar su actitud acerca de la grandeza. Una persona verdaderamente grande
desde el punto de vista de Dios, no exige que le concedan lo que quiere. Será
humilde y se someterá a los demás.
El ejemplo del niño subraya
estas dos características de la grandeza frente a Dios. El niño reconoce su
pequeñez; no secree grande todavía. Así debe ser quien aspira ser grande frente
a Dios. A la vez, tal persona debe someterse para el bien de los pequeños que
no le pueden recompensar. De esta manera alcanzarán la verdadera grandeza.
LA VERDADERA GRANDEZA
PERTENECE A QUIENES
* SE HUMILLAN
* SIRVEN A LOS DEMAS
El Peligro de Desviar a Otros 18:6–14
El principio general en cuanto
a la grandeza ya presentado, se aplica directamente al tema de las ofensas a
los demás. El que es verdaderamente grande, manifestará su interés en otros al
tener cuidado de no hacerles caer por medio de su propia conducta. Quien pase
por alto esta importante base para la conducta, será juzgado por Dios a causa
del daño que haga a los que Dios ama.
Se utiliza la ilustración del
cuerpo para subrayar la importancia de eliminar cualquier cosa que pudiera ser
ofensa en nuestra vida. Muchos han tratado de aplicar literalmente este pasaje.
Algunos se han cortado algún miembro físico del cuerpo con el fin de cumplir
con lo que Jesús enseña. Sin embargo, El mismo indica en el Sermón del Monte
que el problema mayor no está en los miembros físicos del cuerpo, sino en la
mente del hombre. ¡Difícilmente puede uno cortarse la mente!
A veces también se han
utilizado estos versículos para enseñar la posibilidad de perder la salvación.
Fíjese bien que el pasaje no dice que quienes sean salvos y hagan esto perderán
la salvación que tienen. Se les presenta un principio universal de la importancia
de luchar por las prioridades indicadas. Es mejor sacrificar lo que es temporal
para conseguir lo que es eterno en vez de luchar por lo que es temporal a
expensas de lo que es permanente.
MAS VALE SACRIFICAR LO QUE ES
TEMPORAL
PARA CONSEGUIR LO QUE ES
ETERNO
EN VEZ DE SACRIFICAR LO QUE ES
ETERNO
PARA CONSEGUIR LO QUE ES
TEMPORAL
Los miembros físicos del
cuerpo pueden perderse. Los derechos personales pueden sacrificarse. Pero
debemos luchar por el bienestar eterno, tanto el nuestro como el de los
hermanos. Quienes están listos para la venida del rey deben reconocer la
importancia de estas prioridades y vivir de esta manera.
La verdad que Cristo les quiere enseñar es que deben estar dispuestos a
sacrificar cualquier cosa que sirva de estorbo a la obra de Dios en su vida o
en la de su hermano que pudiera ser herido por lo que ellos hicieran. Cristo
tiene tanto interés en cada uno de ellos que sale a buscarlos y restaurarles.
Si se preocupa tanto por ellos, nosotros también debemos estar dispuestos a
sacrificar nuestros deseos con el fin de ayudarles. Si la restauración trae
gozo al corazón de Dios, ¿No debemos buscar la manera de lograrla?
¡PENSEMOS!
|
En este
pasaje, como en muchos otros de la Palabra de Dios, se nos advierte del
peligro de querer exaltarse y salirse con las suyas. El que es verdaderamente
grande buscará primero el bien de los demás. Evitará cualquier conducta que
pudiera hacer caer a otro.
|
Hoy en día hay un concepto popular que esta enseñanza no es realista.
“¡No se puede vivir así!” Considere su propia vida a la luz de estas palabras
de Cristo. ¿Qué le está pidiendo? ¿Habrá alguna costumbre en su vida que
pueda ofender a otros? ¿Qué le pide Dios? ¡No deje que el concepto popular
interfiera con lo que Dios le enseña! Apunte algún paso o pasos que debe tomar
esta semana para cumplir con lo que Dios quiere.
|
Preparación para las Ofensas de los Demás 18:15–35
En las epístolas del Nuevo
Testamento se demuestra que en medio de la persecución los creyentes
frecuentemente no se trataron como debían de haberlo hecho. Jesús quiso
prepararles para lo que iban a sufrir por causa del maltrato de parte de otros,
aun de parte de sus hermanos en Cristo.
La Corrección del Ofensor 18:15–20
Primero Jesús les enseña cómo
deben tratarse con quienes les maltratan. En resumen, deben acercarse a ellos
en amor, con el fin de corregirles. No se debe buscar venganza. Sólo al haberse
terminado todos los recursos disponibles se le debe aplicar las medidas de
disciplina.
Los principios específicos
para tales casos deben aplicarse en cualquier situación donde alguien nos
ofende. Primero, antes de una confrontación pública, la persona ofendida debe
acercarse al hermano en privado para tratar de corregir el problema a nivel
personal.
Si a nivel personal no se
puede resolver el problema, se debe llevar a uno o dos hermanos más. Tales
personas servirán como testigos en caso de que el intento de restauración no
resulte. Los testigos deben ser personas maduras que puedan ayudarles a
solucionar el problema con el fin de no tener que tomar medidas más drásticas.
Al arreglarse el problema a este nivel no hay que hacer más. Los hermanos
involucrados deben guardar silencio.
Si el caso no se resuelve en
privado, se debe llevar a la iglesia. Si la gente involucrada todavía no quiere
hacerle caso, deben considerarse como “gentil y publicano”. Los dos grupos
mencionados eran despreciados por Israel. Nadie les invitaría a su casa. Se
excluyeron de toda actividad del pueblo de Dios. Así deben tratar a quienes no
quieren someterse a la corrección de la iglesia. Sin embargo, si ellos se
arrepienten, debe haber restauración. La disciplina es para corregirles; no
para castigarles.
AL SER OFENDIDO DEBEMOS:
* INTENTAR RESTAURARLE EN PRIVADO
* INTENTAR RESTAURARLE CON TESTIGOS
* INTENTAR RESTAURARLE FRENTE A LA IGLESIA
SOLO AL NO RESPONDER
SE APLICA LA DISCIPLINA
Cristo afirma que la acción
tomada así por el pueblo de Dios cuenta con la autoridad de Dios Mismo.
El actua a través de Su pueblo para lograr Su voluntad (18:18–20).
El Perdón para el Ofensor 18:21–35
Después de enseñarles cómo
corregir al ofensor, Jesús les instruye acerca de la actitud hacia quien les
haya ofendido. Aunque la conducta inadecuada tiene que ser tratada, el que ha
sido ofendido es responsable también por su propia actitud. Debe perdonar al
que le ha hecho daño, no importa cuánto le haya herido.
Al hacer la pregunta en cuanto
al perdón, Pedro pensaba que había sido generoso. La interpretación común era
que después de tres ofensas ya no había necesidad de perdonar. Pedro lo aumentó
hasta siete veces.
La respuesta del Señor exigía
mucho más. Cristo no quería decir que contaran hasta 490 veces y que después le
cayera encima. Su respuesta indica que debemos perdonar tantas veces que ni
vale la pena llevar la cuenta (18:21–22).
La ilustración que utiliza
demuestra dos motivos principales para perdonar de esta manera. Primero, deben
perdonar a los demás por reconocer el gran perdón de Dios hacia ellos
(18:23–33). Al lado de ese perdón, las ofensas en su contra no valen nada. Son
pequeñísimas.
Segundo, deben perdonar a los
otros por reconocer el sufrimiento personal que el enojo sin perdón produce
(18:34–35). Se compara al sufrimiento bajo los verdugos. Así es la aflicción
personal de quienes no están dispuestos a perdonar a los demás.
DEBEMOS PERDONAR
A QUIENES NOS OFENDAN
* PORQUE DIOS NOS PERDONO MUCHO
* POR EL SUFRIMIENTO QUE EL ENOJO PRODUCE EN NOSOTROS MISMOS
¡PENSEMOS!
|
¿Habrá
alguien que usted ha ofendido? ¿Le ha pedido perdón? Si no lo ha hecho
todavía, no espere más. Decida ir hoy mismo, o por lo menos esta semana a
pedirle perdón. Si no puede ir personalmente, escríbale una carta.
|
¿Habrá alguien que le ha ofendido a usted injustamente? ¿Cómo
respondió usted a esta ofensa? ¿Le ha perdonado? En este caso, recuerde la
grandeza del perdón de Dios para usted. No deje que el enojo le siga causando
aflicción. Perdónele hoy mismo y busque la primera oportunidad para ir a
reconciliarse con esa
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario