sábado, 25 de octubre de 2014

DIVORCIO ES UNA MALA PALABRA-25 DE OCTUBRE 2014


OCTUBRE
25
Divorcio es una mala palabra
Lectura bíblica: Marcos 10:1–10
Y serán los dos una sola carne. Así que, ya no son más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Marcos 10:8, 9
Miguel y Julia se enamoraron cuando todavía estaban en la escuela secundaria. Se conocieron en un supermercado donde trabajaban. Empezaron a salir y se enamoraron locamente. Se casaron antes de terminar sus estudios, y antes de su primer aniversario, Julia tuvo un bebé adorable. Pero durante su segundo año, Miguel y Julia se “desenamoraron” con la misma rapidez con que se habían enamorado. Su romance terminó en divorcio.
La mayoría conocemos parejas —entre nuestros conocidos, vecinos, amigos y aun también padres— que han caído víctimas de la epidemia de divorcios que cunde en nuestra cultura. Lamentablemente —y por diversas razones— los divorcios también ocurren entre los creyentes. El divorcio es un tema que muchos cristianos discuten en la actualidad.
El divorcio también era un tema candente en los tiempos bíblicos. El Antiguo Testamento menciona que un hombre podía divorciar a su esposa si descubría “en ella alguna cosa vergonzosa” (énfasis agregado, Deuteronomio 24:1).
Para cuando vino Jesús, había entre los judíos conceptos muy diversos y hasta totalmente opuestos sobre el divorcio.
Los fariseos —los rígidos detallistas— afirmaban que “cosa vergonzosa” quería decir sólo “infidelidad”. Un marido podía divorciar a su esposa sólo si ella se iba con otro. El otro concepto de “cosa vergonzosa” era que significa cualquier cosa que no agradaba al esposo. El hombre podía divorciar a su esposa por cualquier error, ¡como ser haber quemado el pan tostado en el desayuno o no tenerle toda la ropa remendada!
Cuando los fariseos presionaron a Jesús para que les dijera lo que pensaba sobre el divorcio, estaban buscando una razón para poder condenarlo. Pero Jesús no cayó en la trampa, no tomó partido con nadie. En cambio, les hizo saber que según el concepto que Dios tiene del matrimonio, divorcio es una mala palabra. Jesús citó las primeras palabras de Dios sobre el matrimonio: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). En el propósito original de Dios para el matrimonio, esposo y esposa estaban unidos en una unidad indisoluble. Y punto. Divorcio no estaba en el vocabulario de Dios.
El divorcio, aun en el mejor de los casos, es el último recurso, la opción final después de que todos los intentos por resolver los conflictos, solucionar la incompatibilidad y curar los resentimientos hayan fracasado.
Nadie contrae matrimonio planeando divorciarse. Pero tu mejor alternativa es meterte en la mente ahora mismo que quieres en el futuro un matrimonio que dure toda la vida.
PARA DIALOGAR: ¿Qué tipos de actitudes y acciones puedes poner en práctica que te ayuden algún día a ser una buena pareja matrimonial?
PARA ORAR: Señor, enséñame cómo llevarme bien con los demás y a ser un amigo fiel. Ayúdame a adquirir las habilidades que necesitaré en el futuro si me caso.
PARA HACER: Pídele a uno de tus padres o a un hermano mayor que te ayude a hacer una lista de habilidades sobre las que trabajarás, que te ayuden a ser un amigo y una pareja matrimonial fiel en el futuro.


McDowell, Josh. Johnson, Kevin: Devocionales Para La Familia : McDowell, Josh. El Paso, Texas, EE. UU. de A. : Editorial Mundo Hispano, 2005, S. 25 de octubre

No hay comentarios:

Publicar un comentario